El humo de la soldadura contiene contaminantes que pueden dañar las vías respiratorias, los pulmones y el sistema nervioso e incluso provocar cáncer. Los daños son muy graves. En muchos casos los síntomas pueden tardar meses -incluso años- en manifestarse. La prevención pasa por una correcta ventilación del proceso, combinada con el uso de EPP.
Los posibles accidentes y enfermedades profesionales a los que se expone el trabajador dependen de los contaminantes que se generen. También cabe destacar que un soldador puede realizar su trabajo en un lugar ocupado por otros trabajadores cuyas tareas estarán o no relacionadas con la soldadura. Estas situaciones requieren un buen análisis de coordinación de actividades empresariales para evitar que los riesgos derivados de las operaciones de soldadura afecten a otros trabajadores.